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12 marzo 2011

¡Tiembla, Tierra! (y vuelve a nacer)

Los desastres naturales que se han dado últimamente han sido impactantes.  El terremoto en Chile, tsunami en Japón, los cambios de clima bien acentuados, erupciones de volcanes como las de Islandia, inclusive, los sismos e inundaciones que se han dado en Panamá, sólo por listar unos pocos.  Muchos opinan que, con la tecnología de hoy día todo se reporta y se registra, pero que estos desastres siempre han ocurrido y seguirán ocurriendo, pero... no sé, creo que hay algo más alla.  Al escuchar noticias --como derrames de petróleo, la tala indiscriminada de árboles, al ver las playas llenas de basura y muertes masivas de reservas de corales, aniquilamientos de animales, la basura que está por doquier, el consumo continuo e irresponsable de los recursos que, tan bondadosamente, nos regala la Madre Tierra-- siento que no es casualidad y que la Tierra sí está protestando y todo es parte de la ley de causa y efecto, acción y reacción... es nuestra culpa.  Cuando ocurren desastres como el del derrame de petróleo de la compañía BP en el Golfo de México, nos encanta culpar y señalar, pero, recapitulemos: ¿para quién es este petróleo?, ¿quién permite que se hagan extracciones de petróleo bajo el mar?  ¡No pasa por sí sólo!  Los únicos responsables somos nosotros mismos; los que lo autorizan y los consumidores que lo permitimos y seguimos consumiendo.

Triste imagen de una playa en Costa Abajo de Colón, Panamá.
En Panamá, me duele ver cómo cada vez construyen más y más edificios, dan concesiones a mineras(*) y proyectos de "desarrollo" que derrumban los parques y los árboles para reemplazarlos con mega gigantes de concreto, grises y rígidos.  Soy una triste testigo de cómo cada vez vale más lo tecnológico que el contacto humano real y de cómo estos proyectos de "desarrollo" lo único que desarrollan son el desastre y nos alejan más de nuestra verdadera y única riqueza; la naturaleza, porque el oro de Panamá es verde!  Dirán que esto no tiene que ver con los desastres naturales, pero todo tiene que ver.  Creo fielmente que todo y todos estamos conectados; la naturaleza, los animales, las personas y los objetos.  Todos somos uno.  A partir de esta creencia, pienso que todo lo que hacemos a otros, nos lo terminamos haciendo a nosotros mismos.  Y al final, toda esta destrucción y maltrato que damos a la Madre Tierra, está regresando a nosotros, a gran escala, porque hemos hecho mucho daño a gran escala también!  Donde busques, encontrarás frases y refranes que hacen referencia a este pensamiento;  la regla de oro de "No hagas a los demás lo que no quieres que hagan a tí mismo", "lo que haces a los demás te lo haces a tí mismo", "lo que das regresará a tí con creces", "lo que hagas a los demás, regresará a tí multiplicado por tres", etc.  Entonces, creo esta filosofía de vida aplica a todas nuestras acciones para con todo lo que nos rodea.

Como todos estamos conectados, no nos debe parecer extraño el comportamiento actual de la naturaleza.  Cuando estás sucio, te bañas, te reinventas, te renuevas.  Después de tanta basura que le hemos dado, no la culpo por querer restaurarse y renacer... y para renacer, hay que morir.  En fin, no me extraña ninguno de los desastres que nos ha tocado vivir, por irresponsabilidad de los que estamos aquí y por las de nuestros antepasados.  No me sorprenderá ver lo que vendrá par las futuras generaciones, si continuamos así.  Para ese entonces, alguno de nuestros hijos también escribirá sobre cómo sus antepasados le dejaron una herencia sin vida y sin aire.  Ellos querrán regresar el tiempo atrás y educarnos más, hacernos entrar en razón para cuidar la casa que tenemos y así poder dejarles más que un legado de concreto gris y un papel verduzco que, por sí solos, no sirven para nada. 
Publicado desde el blog "Momentos" http://momentos-devida.blogspot.com.

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- Leilani