Vives en mis ojos y en el rojo de mi piel.
Tu arte y dedicación habitan en mis manos.
Vives en mi creatividad y chistes locos. También en los pancakes.
En el gusto por sentarnos solos en la noche a escuchar el viento, las plantas o la lluvia... Puedo llegar a ser más hermitaña de lo que me gusta aceptar.
Vives en algunas de mis creencias espirituales y el instinto por ver más alla de lo que nos muestran los ojos.
Vives en las conversaciones filosóficas y profundas, pero también en mi pereza de hablar.
En mi don de gente, en mi empatía, en mi silecio y discreción... También en mi malhumor fugaz.
Vives en la forma en la que duermo, me siento, a veces, y mi forma de soñar.
En las películas como "300" y "No country for old men".
Sigues vivo en tantas cosas dentro de mi y que me rodean.
Vives en mi sangre, en mis células, en mi corazón, por siempre, papá.
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- Leilani