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13 julio 2013

Tiempo

"Más sabe el diablo por viejo que por diablo."  Por lo general, los viejos siempre aciertan en sus consejos. En ocasiones, he estado angustiada y preocupada por situaciones que se presentan en mi vida.  "Dale tiempo y verás cómo se resuelve solo", me dice mi madrina/abuelita, quien es mi otra madre y consejera.  En el momento, ha sido difícil aceptar la paciencia y calma con la que me dice estas cosas, pero me he dado cuenta que, con el pasar de los años y las experiencias, todo va tomando forma... con el tiempo.

Nuestras energías hacia el tiempo están mal dirigidas: prestamos demasiada atención al tiempo para cosas como casarnos, tener hijos, llegar a un lugar, los horarios y, sin embargo, parece que ignoráramos sus cualidades más importantes y poderosas: la capacidad de sanar, resolver, aclarar, enseñar, hacernos evolucionar. 

Sanar y Enseñar
¿Cuántos hemos tenido desaires amorosos que pensamos que nunca íbamos a superar? Y ahí estaban tus abuelitos o padres consolándote: "el tiempo sana todas las heridas".  ¿Cuánto sufriste por aquél o aquella que pensaste que era tu alma gemela y se fue?  Hoy día sigues vivo, miras atrás como si fuera una película o algo que le hubiese pasado a otra persona y te preguntas por qué le dabas tanta importancia.  El tiempo pasó, sanaste y aprendiste; porque el dolor y el sufrimiento están muy ligados con el aprendizaje.  Mientras más duele, más oportunidades tienes de aprender y crecer espiritualmente, así que abre bien los ojos (del alma) y cambia el enfoque que le das a tus experiencias y los motivos por los que se presentan en tu vida.  Siempre es tiempo para aprender.

Resolver y Aclarar
En el mundo hay miles de cosas que nos parecen injustas y, por momentos, parece que el que quiere "joder" siempre se sale con las suyas.  Me gusta pensar que todo se resuelve en su debido momento.  No soy Dios para conocer todos los aspectos de la vida de las otras personas, pero es ley de vida: "el que jode, jodido quedará" y "lo que hagas, regresa a tí con creces".  A veces vemos a personas que actúan para dañar a otras y pensamos que no hay justicia divina.  Por experiencia y observación, estoy casi segura que al que actúa con maldad en su corazón, le va mal en otros aspectos de su vida que, muchas veces, no vemos.  No creo que debamos reconocer esto con felicidad, pero como simple conocimiento que la forma como actúas es un reflejo de tí y que lo que haces, tarde o temprano, en esta vida o en la que viene, regresa a tí, sea bueno o malo.

Evolucionar y Fluir
Veo la vida como una escuela.  Nuestras almas vienen aquí a aprender y varias etapas o sucesos en nuestras vidas representan diferentes grados de aprendizaje, dependiendo de lo que hayamos venido a aprender o lo que nos falta por aprender.  Creo que el tiempo es clave en el aprendizaje y la evolución como seres humanos y espirituales.  A medida que pasan los años, vamos aprendiendo a dejar fluir y a recibir las cosas que llegan a nuestras vidas como lecciones y oportunidades de evolución.  Y esto es algo que he conversado con amistades y hemos llegado a la conclusión que no todo el aprendizaje es para tí.  Debemos dejar de de ser tan egocéntricos.  Hay veces que las lecciones no están dirigidas a tí, si no que tú sirves como canal para enseñar o llevar algo a otros.

Me gusta mucho la palabra "fluir".  Todo en la naturaleza fluye y pienso que nuestras vidas y el mundo humano como lo conocemos, son un reflejo de la naturaleza que nos rodea.  Todo en la naturaleza pasa cuando debe pasar, toda acción tiene consecuencias.  Es simple: si la planta no recibe agua y luz, muere.  Si talamos árboles, no hay aire puro para respirar y morimos.  Si quitamos algo aquí, la naturaleza va a quitarnos algo a nosotros de alla...

Una vez somos concientes de esta dinámica y ley de vida, creo que las cosas se simplifican y aprendemos a vivir con más paz.  Claro que a nadie le gusta ser agredido, ni que le hagan daño, pero, si pasa, debemos tener la certeza que no pasará inadvertido por el Universo.  Puede que no seamos testigos de este ciclo, pero es ahí donde entra la fé.  Igualmente, cuando hacemos el bien, somos transparentes y damos amor, esto regresará a nosotros por ley... Todo a su debido tiempo.