Cuando llegue mi hora de "pelar el bollo", me gustaría que mi cuerpo se esparza libre en el aire y en dirección al mar, hecho cenizas y que, en el playlist del funeral (porque espero que haya buena música), esté incluída esta canción, musa de este escrito lúgubre con tendencia a la iluminación.
Quisiera que los invitados murmuraran entre ellos anécdotas de la difunta, como: "Ella vivió intensamente cada etapa de su vida. Venció muchos de sus miedos, hizo lo que quería y rió bastante. Inspiró, positivamente, a unos cuantos e hizo más bien que mal". Y que alguien aparezca por ahí contando una anécdota que inspire a los asistentes del funeral a cambiar, a quererse y ser mejores. Que yo no sea sólo la estrella del funeral, si no también un medio para que los que vayan, mediten sobre la vida que llevan, aprendan, despierten y vivan antes de que les toque unirse al viaje.
Ese día, espero que disfruten del día soleado y del mar, porque ya viví bastante. Seguro ya me tocaba partir; ya había cumplido y debía abrir paso a otras almas en espera de hacer su parte. Seguro ya me tocaba descansar un poco para renacer también, después...
Hasta entonces, me encontarán por ahí (y espero que me saluden con una sonrisa, por lo menos), haciendo historia; una buena y entretenida. La historia de mi vida que se contará el día de mi muerte.
"You should tell your gathering friends, please not to purse their faces grim on such a lovely Sunday.
Don't fix my smile. Life is long enough. We will put this flesh into the ground again..."
Publicado desde el blog "Momentos" www.leilanigonzalez.com.